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jueves, 17 de septiembre de 2015

MARIA GREVER

ASI, ALMA MIA, JURAME que CUANDO VUELVA A TU LADO tendrás LA CASITA llena de flores para mí.  AMOR, AMOR, YO CANTO PARA TI, pero siento que YA NO ME 
QUIERES pareciera que esto es una DESPEDIDA, pero, POR SI NO TE VUELVO A VER, NO NIEGUES QUE ME QUISISTE. 

Nunca me preguntes ¿QUIEN ERES TU? mejor DAME TU AMOR, UN BESO o UNA ROSA y VOLVERE.

Ahora calla y BESAME, VIDA MIA

María Grever

 María Joaquina de la Portilla Torres, (Maria Grever), nace el 16 de agosto de 1884 en Guanajuato, Mexico, fallece el 15 de diciembre de 1951 en la ciudad de New York,  hija del sevillano Francisco de la Portilla y de su esposa la mexicana Julia Torres, Estudió en el Colegio del Sagrado Corazón. Desde niña recibió educación musical. Con sólo cuatro años hizo su primera composición, un villancico navideño con versos escritos por ella misma.

A los seis años de edad marchó a Sevilla (España), lugar de donde era originario su padre. Luego, viajó a París donde recibe clases de los músicos Claude Debussy y Franz Lenhard, quien le sugirió que no se sujetara a la técnica musical y conservara su espontaneidad. De regreso a México ingresó en la escuela de canto de su tía “Cuca” Torres.
En 1916, María se estableció en Nueva York, donde conoce al que sería su esposo León A. Grever y de quien adquirió el apellido con el que se inmortalizó.

Su primer gran éxito se produjo en 1926 con “Júrame”, canción interpretada por José Mojica cuando ella aún no era demasiado conocida. Por esos años el bolero comenzaba a convertirse en la música más popular del momento. Júrame, que aunque pase mucho tiempo pensarás en el momento en que yo te conocí. Júrame, que no hay nada más profundo, ni más grande en este mundo que el cariño que te di. Bésame, con un beso enamorado como nadie me ha besado desde el día en que nací. Quiéreme, quiéreme hasta la locura y así sabrás la amargura que estoy sufriendo por ti.
Desde entonces, María Grever alcanzó un éxito tras otro con obras como “Cuando vuelva a tu lado”, “Muñequita linda”, “Alma mía”, “Yo canto para ti”, “Amor, Amor”, “Por qué”, “Atardecer en España“, "Quién eres tú”, “Una rosa, un beso”, “Dame tu amor”, “Volveré”, “Tú, tú y tú”, “Bésame” y “Vida mía”.

Durante el encuentro del compositor mexicano Agustín Lara con María Grever tuvo lugar una anécdota bastante curiosa que me gustaría reproducir. Así, en una ocasión en que María viajó a México, Emilio Ascárraga (uno de los hombres más poderosos del país) pidió a Agustín Lara que fuera a recibirla y le hiciera una visita de cortesía. Ella citó a Lara en su habitación del Hotel Regis. Hablaron distendidamente durante varias horas. Le comentó al joven compositor lo duro que era llegar al triunfo... Por último, le obsequió una botella de Oporto, se despidieron y ordenó a su chofer que llevara al veracruzano de regreso a su domicilio. Cuando Agustín Lara ya estaba en su casa, encontró un papel que María Grever le había depositado en sus cosas sin que éste se diese cuenta y que decía: “De todas las canciones mexicanas que llegaron a Nueva York, inconscientemente elegí sólo cinco de entre ochenta de ellas y fue una sorpresa ver que eran todas del mismo autor: Agustín Lara. Es mi convicción que tienes un gran porvenir, pues tu inspiración es purísima y espontánea. No tardarás mucho en ser una gloria nacional”.
Pero no sólo en la canción popular fue grande, pues musicalizó varias películas para la Paramount Pictures así como, posteriormente, para la 20th Century Fox, compuso operetas e incluso llegó a dirigir orquestas.

María Grever afirmaba: “tuve que dejar mi país y ahora, en Nueva York, estoy interesada en el jazz, en la música moderna pero, sobre todo, en la música mexicana que deseo presentarla a los estadounidenses. No creo que sepan mucho de ella. Valdría la pena darla a conocer. Existe una riqueza en la cultura de la canción en México (su origen hispano e indígena y la mezcla de ambos). Melodía y ritmo convergen ahí. Es mi deseo y ambición presentar las melodías y ritmos nativos en perspectiva real, pero con la flexibilidad necesaria para hacer una llamada al oído universal”.

La investigadora Nayeli Nesme sostiene que María Grever era un centro de atención artística. Cultivó la amistad de Agustín Lara y Pedro Vargas, así como también con Julián Carrillo y Enrico Caruso, pues quién iba a interpretar a Grever con un gusto belcantista sin ellos. Fue realmente la primera mujer mexicana que trascendió a escala internacional.
Tras su estancia en Nueva York, en 1949 regresó a su país natal donde le fueron otorgadas las Llaves de la Ciudad de México (distinción honorífica), la Medalla al Mérito Cívico y la Medalla del Corazón de México. Luego, trabajó como presentadora en la cadena de televisión XEW, contó su vida en la radio y escribió un libro autobiográfico.
De María Grever se ha señalado su estilo romántico y elegante. Formó parte, junto a la cubana María Teresa Vera (autora de “Veinte años”) y a su compatriota Consuelo Velásquez, de la pléyade de mujeres compositoras que destacaron sobremanera en el mundo del bolero.

Según el maestro Núñez Palacio (compositor orquestal), “María Grever no sólo capturó el alma de la gente, sino que logró ensamblar perfectamente entre sí letras y músicas. Hoy día muchos compositores llaman a otro autor para que le escriban las letras. Ella era una persona formada musicalmente y culta que nunca olvidó la música de México”.
El 15 de diciembre de 1951 María Grever fallece en la ciudad de Nueva York; sin embargo, aún sigue presente en toda la música latinoamericana, así como en la vida de quienes hoy cantamos sus canciones.

En 1953, Tito Davison realizó la película cinematográfica Cuando me vaya, melodrama sobre la vida y obra de María Grever protagonizada por la gran Libertad Lamarque.


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