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viernes, 25 de mayo de 2018

MANUEL CORONA RAIMUNDO

AURORA, AGUANTA UN POCO porque el POBRE LIBORIO se fue a EL SERVICIO OBLIGATORIO y ya no le QUEDAN LAS BUTIFARRAS que tú le compras.  Dice que LAS MULATAS DE BOMBAY se las dieron a NICANOR EN LATA.

Esta DOBLE INCONSCIENCIA me vuelve loco porque el CANTOR DE BOHEMIA no deja que MERCEDES le diga a LONGINA que En el lenguaje misterioso de tus ojos hay un tema que destaca: sensibilidad.  En las sensuales líneas de tu cuerpo hermoso las curvas que se admiran despiertan ilusión.

Manuel Corona Raimundo

Manuel Corona Raimundo nació en Caibarién, el 17 de junio de 1887 y vivió allí sus primeros años. Luego se trasladó a La Habana, capital de Cuba, y se consagró como uno de los grandes de la Trova Tradicional Cubana, junto a Pepe Sánchez, Sindo Garay, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz. Dicen que le pidió a su madre que le permitiera comprarse una guitarra con el primer dinero que ganó como tabaquero, cuando era apenas un adolescente; cuentan que en cuanto pudo, fue a Santiago de Cuba, para beber de la fuente natal de la trova, allí conoció a Pepe Sánchez y se apropió de los conocimientos necesarios para componer de acuerdo a aquella forma que sentía era la suya.

En sus años iniciales como músico, fue guitarrista y compositor en una agrupación sonera de los barrios de La Habana y participó en la fundación de uno de los primeros sextetos habaneros de son, factores que le permitieron adquirir conocimientos imprescindibles en su obra musical. Entre 1900 y 1920, Corona realizó sus producciones más destacadas por la cantidad, calidad y variedad de géneros musicales. Corona fue, de los grandes de la Trova Tradicional Cubana, el que más composiciones logró grabar en discos fonográficos. También cultivó otros géneros musicales representativos de la identidad cubana como la guaracha y su variante la guaracha-son, habaneras, criollas, y hasta compuso algunos tangos y blues. Odilio Urfé, musicólogo cubano, evaluó la trascendencia de Manuel Corona, con esta frase:

No resulta difícil proclamar a Corona como el autor que reafirmó los perfiles modernos de la guaracha. Las tres guarachas escritas en compás de 2/4 (todavía hasta ese momento se escribía mayoritariamente en 6/8) inspiraron sus correspondientes danzones.
Una peculiaridad muy destacada de la obra de Manuel Corona, es la cantidad de canciones que le inspiraron las mujeres, también se especializó en las "contestaciones", una modalidad que consiste en hacer obras musicales que respondan a otras de diferentes compositores; en el caso de Corona, se contestó, incluso, a sí mismo.

Acerca de cómo se conocieron la seductora mulata y Corona existen diferentes versiones. Según contó la propia Longina, tal suceso tuvo lugar en la casa de otra grande de la trova, María Teresa Vera: «Ella nos presentó, y un rato después Corona me dijo que iba a escribir la canción. La verdad es que yo no pensé que fuera a hacerlo, pero en ese momento tomó el papel y puso los versos». Y luego, según cuenta Josefina Ortega, se encontraron otra vez en el solar Las Maravillas donde vivía la Vera. «Habíamos ido a felicitarla por su santo, el 15 de octubre de 1918.»  


Todo parece indicar que esta vez no fue un encuentro casual el que los unió a los dos, pues Corona se presentó para entregarle a su musa la canción que ella le inspirara. María Teresa la cantó enseguida, improvisadamente. Después sería su más grande intérprete. Pero en el mundo de la bohemia las oportunidades y emociones sobran y los amoríos abundan. Así que otras versiones refieren el encuentro en el cuartucho de Corona cuando Armando André, director del periódico El Día se la presentó con el deliberado propósito de que éste le dedicara una canción. Ya era asunto de corrillos la relación amorosa entre el veterano de la Guerra de Independencia y la Exmanejadora. Todavía hay quien se pregunta si el bardo se enamoró de Longina, a quien, hechizado por su belleza, comparó con «una santa diosa, Longina seductora cual flor primaveral».

El que llegaran a establecer una relación amorosa resulta más discutible, pues no siempre la musa llega producto de un legítimo y abrasador romance, de una decepción, o de cualquier otra realidad, como apunta Rosendo Rosell, sino también de «un estado anímico propicio que supo y pudo entretejer una mente dichosa, aunque en verdad es lógico pensar que los mejores temas brotan del corazón que anhela, admira, o sufre...».

En una crónica publicada en 1950 en el El Nacional, de Caracas, Nicolás Guillén narra cuando conoció a Longina. «Era hace 30 años una mujer de cuerpo flexible, negra, de altos senos y ojos relampagueantes. Hoy ha engordado, naturalmente, y la mirada brilla menos, pues los años no pasan en vano. Pero todavía da pruebas de que fue lo que fue.» Fue a causa de la muerte de su cantor, que la mulata Longina adquirió súbita actualidad. Escribe Guillén lo que contó entonces la «flor angelical»: «A la una de la mañana tocaron a mi puerta para darme la noticia de la muerte de Manuel, y eso me hizo una horrible impresión. Estaba y estaré agradecida a él. Corona ha muerto, pero la mujer que le inspiró una de sus mejores canciones está viva y lo recordará sin cesar.

En cierto modo él me inmortalizó. Hubiera querido estar a su lado en el instante en que lanzó su último suspiro. Yo sabía que se hallaba enfermo, tuberculoso, y sabía también que no se cuidaba, que se había entregado a la bebida, sin importarle su estado físico. Puedo decir que Corona se suicidó, porque si se hubiera cuidado un poco habría vivido algún tiempo más.» —¿Para qué quiero vivir unos cuantos días más, dándome cuenta de todo? 

El alcohol al menos me hace creerme bien y me permite compartir el tiempo que me queda con aquellos amigos y amigas de mi juventud—, contestaba invariablemente el viejo trovador cuando alguien le pedía que abandonara «el trago». Meses atrás Guillén lo había encontrado en uno de los cafetuchos situados frente a la
Estación Terminal. Al respecto escribe: «No hablaba con él hacía años, cuando la terrible enfermedad no había estragado su cuerpo.». Lo vio «flaco, flaquísimo, los ojos hundidos, el mentón en proa, la voz cavernosa.» —¿No te acuerdas de mí?—, le preguntó el músico. —Claro que me acuerdo, tú eres Corona. —Yo soy Corona, pero me muero. Mírame cómo estoy. Entonces Guillén lo invitó a una copa, que bebió ávida, con mano temblorosa. —Un día quiero verte. Me gustaría cantarte las viejas cosas. Yo soy el autor de Santa Cecilia y de Longina—. ¿No te acuerdas? La bohemia artística de la convulsa capital cubana de principios de siglo, lo devoró. En ella creció, creó, compuso, recorriendo bares, cafés y teatros. Su canción Mercedes lo elevó en 1908 a la popularidad. Después vendrían muchas otras: Santa Cecilia, Las flores del Edén, Aurora... Hasta llegar a Longina, su más inmortal composición.

La vida bohemia no le proporcionó riquezas, ni siquiera en vida disfrutó de la fama que alcanzaron sus composiciones. Murió el 9 de enero de 1950, de hambre y frío, en la más extrema pobreza; en la trastienda del bar Jaruquito, en Marianao, La Habana.

Dada su pobreza, los conductores de ómnibus de la ruta 32, de la capital cubana, hicieron una colecta para velar sus restos en la funeraria San José, luego la Sociedad de trovadores lo trasladó para su sede, y el 10 de enero de 1950, en horas de la tarde, fue su entierro; la despedida de duelo estuvo a cargo del notable músico Gonzalo Roig.

Sus restos permanecieron en el cementerio habanero hasta que en 1968, se trasladaron al 
Cementerio de Caibarién a instancias de un grupo de sus coterráneos encabezados por Armando Rosado, conocido como Machina, importante promotor de la cultura local. El 14 de septiembre de 1968, sus restos se velaron de nuevo en la capital, el día 15 recibieron honores del pueblo y trovadores de todo el país en la Academia de Música de Caibarién, donde se cantaron durante toda la noche piezas antológicas de la trova tradicional. 

En la mañana del 16, sus restos se trasladaron al cementerio en un desfile donde continuaron las canciones y las ofrendas florales. En un pequeño osario, sobre el regazo de una hermosa joven escogida por su nombre,Longina, como el de la canción que lo inmortalizó, llegó Manuel Corona a la bóveda más antigua del cementerio de Caibarién, donde aún descansan hoy y reciben numerosas ofrendas de amantes de la música y admiradores de su obra. En Caibarién se le recuerda también a través de un Festival de la Canción que lleva su nombre, surgido en los años noventa y que se efectúa cada dos años, donde se premia la composición y la interpretación. Además, la institución fundamental de la Cultura en el territorio, La Casa de Cultura, donde se forman aficionados en las diferentes manifestaciones del arte y se fomenta el gusto por ellas, se nombra "Manuel Corona



jueves, 24 de mayo de 2018

JULIO GUTIERREZ


Cuando el LLANTO DE LUNA se haga INOLVIDABLE escribiré UN MAMBO PARA TI y AL RITMO DEL CHA, CHA, CHA Me darás UN POQUITO DE TU AMOR. 

No tengas DESCONFIANZA y dime QUE ES LO QUE PASA, MIRAME MAS y no me digas que esto SE ACABO porque MIL LAGRIMAS caerán de mis ojos.

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez nace el 12 de enero de 1918, Manzanillo, Cuba, fallece el 15 de diciembre de 1990 New York, Estados Unidos.

Fue un músico cubano, director de orquesta, compositor, pianista y director musical. Destacado primeramente en Cuba y luego en Estados Unidos y en otros países de Latinoamérica.
Tocaba el piano, a los 14 años dirigía una orquesta en el pueblo natal.

En 1940, la Orquesta Casino de la Playa realizó una gira por el oriente de Cuba, fue en esa gira cuando Miguelito Valdés, conoció a Julio y le sugirió que debía irse para La Habana donde tendría posibilidades de surgir.

Meses más tarde, se trasladó a la capital logrando ser contratado como pianista de la orquesta Casino de la Playa. Compuso dos boleros de gran éxito en Latinoamérica: Inolvidable y Llanto de Luna, además de temas como Un poquito de tu amor, Desconfianza, Se acabó. Realizó presentaciones en: Las Vegas, Los Ángeles y New York, entre otros centros famosos. En 1948 formó una banda de jazz, con la que trabajó en radio, televisión y cabarets. Hizo una gran gira artística por República Dominicana, Brasil, Venezuela, Colombia, Chile, Uruguay, Argentina y España. 


De regreso a Cuba a comienzos de la década de 1950, continúa la ascendente actividad creadora. Es nombrado director musical del Canal 4 de TV, componiendo boleros, mambos, cha cha chá, baladas. Participa en las primeras descargas de jazz que se graban en el país. En 1956 registró el disco Cuban Jam session under the direction of Julio Gutiérrez, donde comparte con una nómina que integran Peruchín, el negro Vivar, Juan Pablo Miranda, Chombo Silva, entre otros.

En 1960 viaja a México, y más tarde se radica en Nueva York, donde mantiene una activa vida musical como arreglista, director de orquesta y espectáculos, pianista y compositor. Permaneció durante varias temporadas en Puerto Rico, tocando en hoteles y clubes nocturnos. Fue formador de diversos artistas.

Es fundador del sello disquero, J & G. Entre las obras compuestas se citan, Llanto de luna, Inolvidable, Qué es lo que pasa, Se acabó, Desconfianza, Un poquito de tu amor, Arriba, Mírame Más, Un mambo para ti y Al ritmo del cha, cha chá.

miércoles, 23 de mayo de 2018

NICOLAS GUILLEN


Van a fusilar
a un hombre que tiene los brazos atados.
Hay cuatro soldados
para disparar.
Son cuatro soldados
callados,
que están amarrados,
lo mismo que el hombre amarrado que van
a matar.

¿Puedes escapar?
¡No puedo correr!
¡Ya van a tirar!
¡Qué vamos a hacer!
Quizá los rifles no estén cargados...
¡Seis balas tienen de fiero plomo!
¡Quizá no tiren esos soldados!
¡Eres un tonto de tomo y lomo!

Tiraron.
(¿Cómo fue que pudieron tirar?)
Mataron.
(¿Cómo fue que pudieron matar?)
Eran cuatro soldados
callados,
y les hizo una seña, bajando su sable,
un señor oficial;
eran cuatro soldados
atados,
lo mismo que el hombre que fueron
los cuatro a matar.


Nicolas Guillén

Nicolás Guillén nace en Camagüey, Cuba en 10 de julio de 1902 y fallece en La Habana, Cuba el 16 de julio de 1989. Por su obra ligada a las tradiciones afrocubanas, es considerado el máximo representante de la llamada «poesía negra» centroamericana y una de las principales figuras de la cultura de la isla. Nicolas Guillén cursó un año de derecho en La Habana, antes de abandonar la universidad y volver a su ciudad, donde trabajó como tipógrafo y se dedicó al periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en cuyas páginas inició también su actividad literaria.

A partir de 1925 Nicolas Guillén se instaló en la capital, donde participó activamente en la vida cultural y política de protesta, lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en varias ocasiones. En 1937, cuando había publicado ya sus primeros tres libros, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y también poeta Rubén Martínez Villena, y participó en el célebre Congreso por la Defensa de la Cultura, realizado en Valencia en plena Guerra Civil española, donde conoció a Pablo Neruda, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Octavio Paz, y su obra alcanzó difusión europea.

A su regreso a Cuba, Nicolas Guillén dirigió la revista Mediodía y participó de los movimientos de vanguardia en las tribunas de Gaceta del Caribe y Revista Avance. Pasó luego años de exilio, viajando por Sudamérica, y en 1956 recibió el Premio Lenin de la Unión Soviética. El triunfo en 1959 de la revolución liderada por Fidel Castro y el Che Guevara le permitió regresar a la isla, donde desempeñó distintos cargos (como la presidencia de la Unión de Escritores, desde 1961) y misiones diplomáticas de relieve.

La actividad literaria de Nicolás Guillén se inició en el posmodernismo, aunque pronto su producción se inscribió dentro de la llamada línea realista de los múltiples vanguardismos cubanos, cultivando como ningún otro autor la llamada «poesía negra», tendencia surgida en torno a 1930 en las Antillas. 


Desde su condición de mulato expresó con un peculiar sentido rítmico la temática del mestizaje, en un contexto social y político que manifestaba la dura opresión y servidumbre sufrida por el pueblo. En sus comienzos le caracterizó incluso una fonética afrocubana, que más tarde abandonó para desmarcarse de la tradición oral folclórica.

A esta primera época pertenecen Motivos de son (1930) y Sóngoro cosongo (1931). Poco después, con West Indies Limited (1934), se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y comprometida con el hombre.

El poema más conocido de este libro, Balada de los dos abuelos, indicó la madura aceptación de lo africano y de lo español en una misma sangre: el abuelo blanco y el abuelo negro, que evocan además la crueldad del tráfico de esclavos. En poemas como Sensemayá y La muerte del Ñeque se inspiró en ritos y creencias africanos, sin que ello supusiera un rechazo de la cultura blanca.

Nicolas Guillén siguió evolucionando en la dirección de las preocupaciones políticas y sociales con Cantos para soldados y sones para turistas (1937), donde todavía conservó formas propias del canto y de la danza afrocubana. Al mismo tiempo, sin embargo, se hicieron ya evidentes algunos de los rasgos estilísticos que predominaron en su lírica posterior, como las transgresiones sintácticas ya aparecidas en la poesía del fundador del futurismo, el italiano Filippo Tommaso Marinetti, y el uso frecuente de «jitanjáforas» (palabras sin sentido empleadas por su sonoridad o su poder evocador) que había caracterizado la obra del poeta vanguardista cubano Mariano Brull, así como la rima aguda, las reiteraciones o la enumeración.

En el mismo año de 1937 lanzó, en Poemas en cuatro angustias y una esperanza, una acusación contra la barbarie de la Guerra Civil española y el asesinato de Federico García Lorca. Después, aunque conservó siempre una particular claridad expresiva popular, el elemento rítmico fue decreciendo en beneficio de un tono más elevado y ambicioso desde El son entero (1947) hasta La paloma de vuelo popular (1958) y sus poesías en sazón revolucionaria de Antología mayor (1964), donde mostró su compromiso con la Revolución cubana y los desheredados del mundo.

Además, su poesía se hizo eco también de las inquietudes neorrománticas y metafísicas del momento, como la trascendencia del amor y la muerte, que ocuparon un espacio importante en su obra. Otras obras en esta dirección fueron Tengo (1964), donde manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria, y Poemas de Amor, que apareció el mismo año.

Más tarde publicó títulos como El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario de a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977). Además, en Prosa de prisa (1975-1976) recogió una selección de sus trabajos periodísticos. Y aún dentro de su poesía cabe destacar el singular Poemas para niños y mayores de edad (1977), libro en que siguió demostrando su gran capacidad para conjugar preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión constantemente renovadas.

martes, 22 de mayo de 2018

DULCE MARIA LOYNAZ


Balada de un amor tardío

Amor que llegas tarde,
tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?

Amor que me has buscado sin buscarte,
no sé qué vale más:
la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya...

Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
lejana... No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...

Amor que llegas tarde, no me viste
ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.

Dulce María Loynaz

Dulce María Loynaz  nace en La Habana, 10 de diciembre de 1902 fallece en la Habana, 27 de abril de 1997. Poetisa y novelista cubana.

Escribe poesía desde muy joven y con 16 años, en 1919, comienza a publicar sus primeros poemas en varios periódicos de La Habana. En 1927 se doctora en Derecho Civil en la universidad de esta misma ciudad y ejerce la abogacía hasta 1961, dedicándose paralelamente a la literatura.

Comienza su novela Jardín - cuya redacción le lleva siete años - en 1928, y al año siguiente escribe Carta de amor al Rey Tut-Ank-Amen tras un largo viaje por Turquía, Túnez, Siria, Libia, Palestina y Egipto.

En la década de los 30 su casa de La Habana comienza a convertirse en centro de la vida cultural de la ciudad, acogiendo en las llamadas “juevinas” a diversos intelectuales y artistas, como Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral o Alejo Carpentier.

En 1937 publica el poema Canto a la mujer estéril en la Revista Bimestre Cubana, y al año siguiente Versos, que había comenzado a escribir en 1920.

Posteriormente viaja por Sudamérica y Europa, participando en congresos y colaborando como corresponsal con algunos diarios cubanos, entre ellos El País y Excelsior. Su obra comienza a publicarse en España y en 1947 ve la luz Juegos de agua, obra a la que siguen Poemas sin nombre (1953), Últimos días de una casa y Un verano en Tenerife (ambas en 1958). Paralelamente escribe las series de artículos Crónicas de ayer y Entre dos primaveras.
 

En 1951 es elegida miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, y ese mismo año es nombrada Hija Adoptiva por el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz (Canarias). Ingresa en la Academia Cubana de la Lengua en 1959 y, nueve años más tarde, en la Real Academia Española.
Tras varios años de retiro publica obras como Poesías escogidas (1984), Bestiarium (1991) y Fe de vida (1994), y recibe el Premio Miguel de Cervantes en 1992. Al año siguiente le conceden la Orden Isabel La Católica y el Premio Federico García Lorca.

Su última aparición pública tiene lugar en abril de 1997, cuando la Embajada de España en Cuba le rinde homenaje en su casa. Fallece ese mismo mes, el 27 de abril de 1997.

Su obra ha sido traducida al francés, italiano, inglés, serbio, noruego… y forma parte de la poesía intimista femenina sudamericana.

ROGER O. MALDONADO ARAMBURU

EN UN ATARDECER cuando se siente este primer ABRIL SIN TI hay un CANTO TRISTE que su LETRA Y JORNDA es como una EVOCACION de PRIMAVERA. 

Es como un CANTAR DE LOS CANTARES o como un CUENTO DE HADAS que te lleva POR EL CAMINO en una TARDE GRIS  viendo TU MIRADA sobre mí para solo hacerme pensar EN TU MEMORIA.


Biografí tomada de: https://prpop.org Fundacion Nacional para la cultura

Roger O. Maldonado Aramburu

Roger Maldonado Aramburu Nace en Fajardo el 26 de noviembre de 1928. Fallece en Santurce el 16 de noviembre de 1989. Se dio a conocer en el ámbito musical puertorriqueña por sus exquisitos arreglos y armonías musicales. Por esos trabajos, varios especialistas lo consideran un músico adelantado a su tiempo.

A los siete años manifestó por primera vez su interés por la música. A partir de esa edad aprendió a tocar la flauta con el maestro Roger Martínez.

Durante su adolescencia aprendió a tocar piano con Alicia Morales, hermana del conocido director de orquesta Nono Morales. Al cumplir los 17 años compuso la canción “Ven”, el primer tema de su inspiración.

Para ese tiempo estudió armonía, composición y teoría musical con los profesores Ramón Moriá y Adrián Benjamín. Luego llevó a cabo estudios en la Universidad de Puerto Rico, en la Universidad Politécnica de San Germán y en la Julliard School of Music, la renombrada escuela de música de Nueva York, ciudad donde compartió con el maestro Noro Morales. Todo ese proceso formativo lo llevó a cabo desde 1944 hasta 1948.

Entre los años 1949 a 1951 fue pianista de las orquestas de Carlos Acosta, Mingo Zaiter, Domingo Peterson y Frank Madera. Además acompañó en el piano a varios vocalistas en sus presentaciones radiales. Igualmente llevó a cabo presentaciones personales y escribió jingles para la televisión.

A comienzos de la década del 50, Maldonado ingresó a las fuerzas armadas de los Estados Unidos donde tuvo una distinguida carrera como oficial. Posteriormente renunció a su comisión al rango de Mayor en 1967.
Mientras estuvo en el ejército, además de servir en bases de Puerto Rico y Estados Unidos, fue asignado a trabajar en las bases de Corea, Hawaii, Tailandia, República Dominicana y Vietnam. En las fuerzas armadas completó estudios equivalentes a un Bachillerato en US Army Masters in Military Sciences.

Durante el transcurso de los 60, el cantante Tito Rodríguez grabó “En tu memoria”, uno de los temas mejor conocido de Roger Maldonado, en un disco dedicado a la insigne compositora puertorriqueña Sylvia Rexach. Los arreglos del tema los realizó René Hernández.


A fines de la década del 60 comenzó a laborar en la empresa privada Baxter Travenol. Ese mismo año, el Instituto de Cultura organizó el concierto “Homenaje a Sylvia Rexach” en el Teatro Tapia con la participación de Gilberto Monroig, Sharon Reilly, Tuti Umpierre, Tito Lara y Los Hispanos. La orquesta fue dirigida por Lito Peña y contó con varios arreglos de Maldonado y Aníbal Herrero. Entre ellos “En tu memoria”, “Es tarde ya”, “Dí corazón”, “Nave sin rumbo” y “Nuestra Luna”.

A comienzos de la década del 70 comienza a trabajar con la empresa Daniel Construction (Hoy en día Flúor Daniel) en el puesto de Director de Recursos Humanos hasta que se retira en 1985. Dos años después regresó en calidad de consultor hasta que culminó sus labores en 1989.

Pero antes, en 1978, grabó el disco “Sylvia en tu memoria” interpretado por el artista Juan Luis Barry. El disco es un compendio de los éxitos de Sylvia Rexach enmarcado al principio y al final de la producción con el tema “En tu memoria”, original de Roger.

Durante los 80, un grupo de músicos semi-retirados se reunieron bajo el jocoso nombre de Medicare Group. Dentro del conjunto se encontraba Mingo Zaiter, Carlos Roig, Dr. Luis Guillermo Ortiz, Quiro Castro y por supuesto Roger Maldonado. Juntos se entregaron a la tarea de tocar música del ayer.

Nueve años después, el Dr. Tiburcio Medina encabeza a un grupo de amigos que estudiaron en la Universidad Politécnica de San Germán en los años 40 con el propósito de dirigir el proyecto musical “Sueño y Realidad”.
La agrupación estuvo compuesta por Roger Maldonado, Sadi Antongiorgi y Jorge Geli. Gilberto Monroig fue el cantante del grupo y su voz tuvo como acompañamiento la orquesta y los arreglos del destacado músico Pedro Rivera Toledo. La coordinación de la producción estuvo en manos de Aníbal Herrero.

Vivió su retiro en el barrio Caonillas en Utuado. Allí dedicó parte de su tiempo libre a componer canciones para niños. Algunos de los temas que escribió fueron “El Pirata Cofresí”, “El Hipopótamo” y la marcha “Pedro Pirulito”. Estas composiciones las dedicó a sus nietos Pedro y Roger Daniel.

Es importante señalar que su música ha sido interpretada por conocidos cantantes como Tito Rodríguez, Gilberto Monroig, Noro Morales, Miguelito Valdés, Miguelito Miranda, Tito Lara, César Concepción, Lito Peña, Carmita Jiménez, la Gran Orquesta de Puerto Rico, Juan Luis Barry, Quiro Castro y Sharon Rilley, entre otros.
Sus temas más conocidos son “Abril sin ti”, “Primavera”, “Ven” y “Nocturno Evocación”.

Discografía principal-
- Tito Rodríguez – En Encanto – 1966, 1994 Canción: En tu memoria
- Juan Luis Barry – Sylvia en tu memoria - 1978 Canción: En tu memoria
- La Gran Orquesta de Puerto Rico - 1991 Canción: Evocación
- Gilberto Monroig – Sueño y Realidad - 1989 Canciones: Abril sin ti, Nocturno, Evocación, Primavera
- Tito Lara – Lo que hay que hacer – 1958, 1991 Canción: Evocación

Composiciones de Roger Maldonado en orden cronológico
Ven – 1946
En Azul – 1947
Evocación – 1949
Nocturno – 1950
Abril sin ti – 1952-53*
Entonces Será – 1955
Tarde Gris – 1957-62
En tu memoria – 1963-65
Cantar de los Cantares – 1968*
Por el camino – 1970
Tu mirada – 1972
Canto Triste – 1972
Canción de Amor – 1974
En un atardecer – 1975
Letra y Jornada –1977
Primavera – 1982*
Jauca Frente al Mar (Trade Winds) – 1983
Cuento de Hadas – 1985

Piezas de Piano y Orquestales
Concierto – 1949
Otoño Triste – 1967
Borincana “Suite” – 1954-1970
La Primera Gardenia - 1969 (Vals lento)

Misceláneas
Aguinaldo – 1965
Tema “Sunny Isles” – 1967
We the lonely – 1972

* Abril sin tí, Cantar de los Cantares y primavera, son u

domingo, 20 de mayo de 2018

LUIS LLORENS TORRES


CUANDO SALI DE COLLORES, A DOÑA PANCHITA EL SOL, del AMANECER, A LA ORILLA DEL CAMINO mientras iba A PUERTO RICO, solo le recordaba la CANCION DE LAS ANTILLAS, era como si estuviera dentro del CANAVAR, BAJO EL MANTO DE SOMBRAS DE LA PRIMERA NOCHE en ALTAMAR DEL CARIBE.

ANHELOS, que  ESTA NOCHE DE LA LUNA NO QUIERE DE YO DUERMA solo quiere que yo piense, YA QUE LINDO ES MI BOHIO, en LA GOLONDRINA MANSA DEL RECUERDO, en LA MANCHA DE PLATANO, OH, LOS ANHELOS DE MI AMOR INSANOS, COMO MEDIALUNA BLANCA, CUANDO EN LA ENRAMADA, YA ESTA EL LUCERO DE ALBA, BELLA FICCION DE REINAS Y DE REYES así eres tu LA MUJER PUERTORRIQUEÑA

Luis Llorens Torres

Luis Llorens Torres nace en Juana Díaz, 1876 y fallece en Santurce, 1944 Escritor puertorriqueño. Poeta y ensayista, cultivó la lírica modernista para pasar, en una etapa posterior, al costumbrismo de signo nacionalista y patriótico que predominó en las letras puertorriqueñas en las primeras décadas del siglo XX.
Luis Llorens Torres recibió la enseñanza secundaria en el Colegio Don Rafael Janer de Maricao (distrito de Mayagüez) y viajó a España para realizar estudios superiores. Tras comenzar la carrera de derecho en Barcelona, pasó a la Universidad de Granada, donde se graduó también en leyes y obtuvo además el doctorado en filosofía y letras.

En la significativa fecha de 1898 publicó su primer libro: América, estudios históricos y filosóficos sobre el continente de estilo romántico. Al año siguiente dio a la imprenta los poemas de Al pie de la Alhambra, escritos en su etapa granadina, en los que se observa cierta influencia del modernismo.
A su regreso a Puerto Rico en 1901, abrió un despacho de abogados junto a su gran amigo Nemesio Canales y otros destacados compatriotas como Rosendo Matienzo Cintrón o José De Diego, y colaboró en la puesta en marcha del Partido Unión, dirigido por Luis Muñoz Rivera.

Entre 1911 y 1914 vieron la luz sus obras más importantes: Barcarolas o visión de la barca; Rapsodia criolla; Canción de las Antillas y Sonetos Sinfónicos. En algunos de estos poemas introdujo el verso libre a la manera de los simbolistas. En 1913 fundó la Revista de las Antillas, publicación vanguardista que se convirtió en cierta forma en órgano oficial del modernismo en Puerto Rico y que contó con las colaboraciones de Rubén Darío y José Santos Chocano, entre otros. En cambio, Llorens Torres no encontró demasiado eco para sus dos originales teorías estéticas de inspiración modernista: el pancalismo ("todo es bello") y el panedismo ("todo en verso"), cuyos propósitos expuso en Visiones de mi musa, obra publicada en la Revista de las Antillas en 1913.

Influido por su militancia política y por el naciente criollismo literario, se involucró a partir de 1904 en la emergente corriente literaria nacionalista que se manifestó a través de la exaltación de los símbolos más representativos del espíritu nacional puertorriqueño: el lenguaje jíbaro, el folklore popular, las estampas costumbristas de la isla o la recuperación de los episodios más significativos de la propia historia, todo ello como un medio de defensa ante el riesgo de aculturación que suponía la presencia del elemento norteamericano.


En esta línea se encuadran sus obras Valle de Collores, Unjú, El patito feo, Campesina criolla, Canto a la mujer puertorriqueña y su famoso Grito de Lares (1917), drama histórico sobre el primer intento independentista de la isla que recibió numerosos elogios de la prensa. En 1915 fundó el semanario satírico Juan Bobo, conocido a partir del año siguiente como la revista mensual Idearium, donde firmaba sus artículos como "Luis de Puerto Rico".

En 1929 publicó una recopilación de su obra poética en La Canción de las Antillas y otros poemas. En 1935 vio la luz Voces de la campana mayor y en 1940 Alturas de América, una antología de sentido americanista con piezas destacadas como Mare Nostrum. En su faceta de ensayista y crítico literario, Luis Llorens Torres ahondó en la visión poética de la naturaleza en trabajos generalmente breves, como prólogos y artículos de prensa.


martes, 15 de mayo de 2018

LUIS MARIA FROMETA PEREIRA (Billo Frómeta)

Toy Contento porque La Vaca Vieja y La Burrita de Petare se fueron en el Tren de Seis, Caminito a Guarenas y con un Canto a Caracas le dijeron al Pájaro Picón, Picón que los Tres Regalos que ellos llevaban eran para la mujer de los Ojos Malvados, La Negra Leonor. 
Los Componedores le dieron El Adiós del Mar, a la Costa de Oriente como Recordando, La Madrugada en que El Chinero le dijo a María Dolores, Si Yo Tuviera una Novia como tu esperaría hasta Cuando Florezcan las Amapolas para convertirme en un Cadete Constitucional.  


Luis María Frómeta Pereira

Luis María Frómeta Pereria (Billo Frómeta) nace en el 15 de noviembre de 1915 en Santo Domingo, R de República Dominicana.  Fallece el 5 de mayo de 1988 en Caracas, Venezuela, su país por adopción.
Junto a sus padres y hermanos, vivió en San Francisco de Macorís, República Dominicana donde inició sus estudios de música, materia de pénsum en la escuela primaria. Aprendió teoría y solfeo con el profesor Sixto Brea, armonía y composición con el profesor Rafael Pimentel, además de saxofón y clarinete con el profesor Oguis Negrete.

A los quince años fue fundador y primer director, con el grado de Capitán, de la Banda del Cuerpo de Bomberos de la capital, circunstancia que le ayudó a ampliar sus conocimientos de música. Posteriormente, fue miembro fundador de la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo. En 1933 se traslada a la capital, e imparte clases de guitarra a domicilio, realiza arreglos musicales para pequeños conjuntos. Así conoce al joven Freddy Coronado quien le proporcionó trabajo como saxofonista en la orquesta que acompañaba a los artistas que pasaban por la ciudad. Coronado, estudiante de violín y saxofonista lo animó a formar un grupo que se llamó Conjunto Tropical y que trabajaba en la emisora de radio HIN.

La reunión de Freddy Coronado, Francisco Damirón, José Ernesto Chapuseaux y Billo Frómeta, dio como resultado la formación de una orquesta de baile denominada Santo Domingo Jazz Band, la cual fue dirigida por Damirón al principio y luego por Billo, cuando el primero se mudó a Puerto Rico. En sus inicios Billo estudió Medicina en la Universidad de Santo Domingo, y, aun así, disponía tiempo para interpretar y tocar en compañía de otros aspirantes en el arte musical. Al comenzar su tercer año de estudios, ingresó en el hospital militar, donde estuvo hasta que fue obligado a usar el uniforme de guardia; a esto se negó, por una probable aversión al régimen militar de entonces, y por ello fue expulsado de la Academia de Medicina. 


Llegó a Venezuela el 31 de diciembre de 1937, para tocar en el Roof Garden, local de baile en Caracas, en el centro de la ciudad. Los hermanos Sabal, empresarios y dueños del local, decidieron cambiar a último momento el nombre de la orquesta, por el de Billo's Happy Boys sin notificar a Billo Frómeta. Al saber el representante diplomático de República Dominicana acreditado en Caracas sobre este cambio de nombre, hubo protestas en República Dominicana porque no era mencionada la capital de aquel país. Este inconveniente, y el hecho de estar República Dominicana bajo la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo y la prórroga consecutiva del contrato, obligaron a los integrantes de la orquesta a permanecer en Caracas, con un exiguo sueldo. Sin embargo, ello motivó a la agrupación a permanecer en Venezuela, adquiriendo cada día mayor raigambre en el seno del público.

En 1938, aparece en el incipiente cine sonoro venezolano en la película sonora Taboga, en la cual la orquesta interpreta este tema, cantado por Ernesto Negrito Chapuseaux; alcanzando la primera aparición eventual en el cine venezolano. Igualmente, realiza sus primeras grabaciones a través de un contrato con la discográfica RCA Victor, con producciones en formato de 78 r.p.m. En esta etapa, entabla amistad con el músico mexicano Agustín Lara, quién, reside durante un tiempo en Caracas y traba gran amistad con Billo Frómeta. Como Agustín Lara estaba contratado por una editora musical que le impedía producir temas que no fuesen de corte romántico, éste debió recurrir al artilugio de firmar sus temas bailables para Billo's Happy Boys con diversos seudónimos, práctica que continuaría al regresar a suelo mexicano.

En 1939 Billo se vio afectado por el tifus de tal manera que se consideraba imposible salvarlo, por parte de sus médicos. No obstante, logró recuperarse y volvió a continuar su trabajo orquestal. En agosto de 1940, Billo reagrupa su orquesta y le cambia el nombre a Billo's Caracas Boys, nombre que aún mantiene y colocado en honor a la ciudad donde residiría hasta el final de sus días. Muchísimos músicos y cantantes pasaron por esta orquesta, destacando entre ellos el cubano Manolo Monterrey y los venezolanos Rafa Galindo, Miguel Briceño -cuñado de Galindo- y Víctor Pérez. Según costumbre de la época, también acompañó a vocalistas solistas, que no formaban parte de su banda como el tenor Alfredo Sadel, el vocalista y director coral Vinicio Adames, el cantante español José María Madrid, el tenor Marco Tulio Maristany y la cantante cubana Candita Vásquez. Mientras grababa para RCA Víctor, Frómeta firmó un pequeño contrato con la filial argentina del sello discográfico transnacional Odeón para la cual produjo dos discos de 78 r.p.m., entre octubre y noviembre de 1945. Ninguna de esas grabaciones sería reeditada posteriormente por Odeón o EMI.

En 1946 adquiere a la estación radial Radio Caracas Radio un espacio de una hora de duración, para producir su propio programa semanal, denominado A gozar muchachos animado por Marco Antonio Lacavalerie, conocido por su apodo de Musiú Lacavalerie. La emisora radial poseía equipos de grabación discográfica para respaldo de algunos de sus programas; Billo aprovecha tal circunstancia y edita los discos con su apodo Billo. Los discos eran manufacturados en Estados Unidos y, posteriormente, distribuidos en Venezuela por la empresa Comercial Serfaty. En 1948, abandona la RCA Víctor, y continúa la edición de sus discos con sello propio.  


En 1955, la filial venezolana de General Electric, patrocinante principal del espacio radial de Billo Frómeta, acuerda con el músico producir uno de los primeros discos de larga duración grabado en Venezuela, dirigiendo una orquesta conformada con músicos de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, que respaldaban a la pianista y compositora María Luisa Escobar y al vocalista Marco Tulio Maristany. Tal disco, titulado Concierto Venezolano, no fue editado comercialmente pues la empresa lo ofreció como regalo de Navidad a sus empleados, y fue el primer trabajo de Billo en este formato. Ese año, se convierte en uno de los fundadores de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela, junto a Luis Alfonzo Larrain y Manolo Monterrey. En 1956, enfrenta una demanda respecto a su primer matrimonio, no disuelto formalmente, y es condenado a pasar cien días en prisión hasta febrero de 1957.
Al desaparecer su orquesta, en 1956 fue contratado como asesor musical de la desaparecida empresa discográfica venezolana Industria Nacional del sonido Venevox propiedad del empresario Carlos Birdermann y hace grabaciones en estudios radiales de Cuba dirigiendo la orquesta cubana de los Hermanos Castro, presentada en los discos como su propia orquesta y haciendo producciones para otros artistas. En esa breve época son varias las grabaciones que se editan en Venezuela tanto para el sello citado, como para otra empresa, también desaparecida llamada Sonus, en las cuales cantaron el cantante venezolano Víctor Piñero, el dominicano Alberto Beltrán y los cubanos Pío Leiva y Carlos Díaz, entre otros artistas. También en esa misma etapa, realiza una de sus escasas producciones en suelo estadounidense: el LP titulado Tres Viejos Amigos en el cual comparte créditos con el pianista Francisco Simó Damirón y su primer cantante, Ernesto «Negrito» Chapuseaux, respaldados por una orquesta formada a tal fin. La grabación se realizó en los estudios de la empresa Beltone Recording Corporation, el 13 de julio de 1959.

El año de 1957 significa el comienzo de una serie de tropiezos serios para la trayectoria del músico, puesto que pierde el apoyo de los patrocinantes de su programa A Gozar, Muchachos, lo cual marca la disolución de su orquesta y el final de su contrato radial. Es posible que en esto haya influido la serie de ataques y críticas negativas que comenzó a recibir, quizá desatados por la envidia ante los éxitos que cosechaba, teniendo que enfrentar demandas y hasta un veto en 1958 por parte de la Asociación Musical del Distrito Federal y Estado Miranda, que le prohibió actuar de por vida en Venezuela por haber sido contratado por funcionarios o simpatizantes del régimen del general Marcos Pérez Jiménez. Durante 1958, ya sin su banda, traba amistad con el joven empresario y administrador, Renato Capriles, quien le solicita arreglos y canciones para el primer álbum de su orquesta Los Melódicos. Billo Frómeta entonces compone tres temas y arregla cerca de veinticuatro para la nueva orquesta. Desde entonces, Capriles se hace amigo y, en no pocas ocasiones rival artístico de Frómeta.

En mayo de 1960 regresa Billo a Caracas y le es levantado el veto que sobre él pesaba por parte de la Asociación Musical, que en su mayoría vio como injusta y personal la medida en contra del músico. Inmediatamente, comienza a reunificar su orquesta y a buscar nuevos cantantes en la ciudad de Maracaibo. Allí contrata a José «Cheo» García y Felipe Pírela. Luego compone nuevos temas y hace varias grabaciones. La empresa Discos Gramcko se interesa en su trabajo y le contrata. Así sale al mercado disquero su primer LP con su nueva formación titulado Paula, en honor a la joven presentadora de televisión y modelo italiana Paula Bellini. Mientras se promociona este trabajo, otra disquera denominada Discomoda le ofrece mejores condiciones y le hace firmar un nuevo contrato. Billo le ofrece a esta empresa, las canciones que quedaron fuera de la edición del álbum anterior. Con esta disquera permanece un espacio de 3 años, para luego iniciar su propia empresa disquera.

En 1963, al renunciar a su contrato discográfico, decide iniciarse como empresario del ramo, con su sello Fonograma. Durante la etapa con esta disquera, se destacan como vocalistas en la orquesta, además de los ya mencionados, Guillermo« Memo» Morales, José Luis Rodríguez «El Puma», Rafael Araque, Humberto Zárraga y Nelson Henríquez. 
Esta etapa puede considerarse como una de las más productivas y exitosas de Frómeta y su orquesta, aunque ya no tuviese el apoyo de algún programa radial en vivo. No solo produce los álbumes de su propia orquesta sino que ofrece oportunidad de grabar en su sello a artistas nuevos como la soprano Rosalinda García y el intérprete de rock Trino Mora, además de agrupaciones bailables e instrumentales. Sin embargo, debido a que uno de sus socios, presuntamente comete una estafa en contra del músico, Frómeta decide a inicios de 1968 el cierre de operaciones de su empresa. Desde entonces, el catálogo de Fonograma fue editado parcialmente por diversas empresas, hasta que Frómeta vendió éste a uno de sus yernos, con lo cual se estableció el Sello Sonograma el cual posee, en la actualidad, el catálogo de Fonograma, habiendo sido reeditadas en formato CD algunas grabaciones de gran éxito comercial, entre estas, las que fueron las realizadas por la propia orquesta.

En una presentación ocurrida en 1987 en Santa Cruz de Tenerife su orquesta fue reconocida por la editora del Libro Guinness de Récords, por haber presentado el concierto más grande al aire libre para aquel entonces, a ese mismo concierto en la Plaza de España de Santa Cruz, acudieron 250.000 personas, bailando la misma canción, junto a la cantante Celia Cruz, la cual fue su única actuación con la orquesta.
El día 28 de abril de 1988 estaba programado que dirigiera la Orquesta Sinfónica de Venezuela en el complejo cultural Teatro Teresa Carreño, en el marco del homenaje que por sus cincuenta años de vida artística en Venezuela le brindaría la Gobernación de Caracas, ciudad a la que tantas composiciones dedicó. Como invitados especiales, se presentarían en el escenario cantando algunos de sus temas sus mejores amigos y artistas que le acompañaron durante su trayectoria musical e integrantes actuales y anteriores de su orquesta como Ely Méndez, Gustavo Farrera, Raúl Mora, Osvaldo Delgado, Ender Carruyo y Renzo Lares entre otros.

El día anterior, el 27 de abril, al finalizar un ensayo en el Teatro Teresa Carreño con el tema Un Cubano en Caracas, los músicos de la orquesta, puestos de pie, le ovacionaron largamente. Al parecer, la emoción impactó en exceso en el ánimo de Frómeta quien se desplomó al instante, probablemente víctima de una hemorragia cerebral. Entró en estado de coma y, sin recuperar la consciencia, falleció el 5 de mayo de 1988.
Billo Frómeta junto a Oscar D' León y Wilfrido Vargas
Busto de Billo Frómeta en el centro de Caracas.
Con la muerte de Billo Frómeta se cerró una página importante en la historia musical venezolana, por cuanto su orquesta animó el espíritu nacional y le enseñó a querer no solo a la música nativa, sino también otros ritmos como la cumbia, el bolero y el merengue originario de su tierra.

Algunos críticos consideran que Frómeta fue músico de nacimiento, intuitivo en el sentido de que aún descartando sus muchos años de aprendizaje teórico y la constante práctica y ensayo, llevaba el sentido melódico y rítmico, además era observador de la idiosincrasia popular, la que siempre supo captar en sus diversas composiciones dedicadas a Venezuela y, sobre todo, a la ciudad de Caracas, donde residió hasta el final de su vida.