ANTES QUE TU HABLES DE
MI yo lo único
que sé es que DESDE QUE TU ME QUIERES
mi AMOR
PERDIDO, mi hermosa MARGIE esta OBSECION de tenerte ALLI
entre mis brazos BAJO UN PLAMAR es IRRESISTIBLE por eso te pido PERDON,
no es ADVERTENCIA ni una DESPEDIDA, tampoco me importa que LINDA diga QUE
BORRACHO NO VALE, que estoy SIN BANDERA o que seas mi ESPERANZA
INUTIL tu ere y seguirás siendo mi QUERUBE.
PEDRO FLORES
Pedro Flores, nace el 9 de marzo de 1894 y fallece en San Juan el 14 de julio de 1979
PEDRO FLORES
Pedro Flores, nace el 9 de marzo de 1894 y fallece en San Juan el 14 de julio de 1979
Don Pedro
Flores fue uno de los máximos exponentes del bolero y la guaracha en la
historia musical del continente americano. A lo largo de nuestras vidas hemos
amortiguado las penas y el dolor con algunas de sus inmortales melodías, atadas
ya a nuestra forma de amar y sentir. ¿Quién no ha buscado aliento a sus pesares
en la tibia inspiración "Bajo un palmar"? ¿Qué madre no revive la
esperanza inútil de ver partir a su hijo para la guerra a los primeros acordes
de "Despedida"? ¿Qué hombre no ha tenido un "Amor perdido",
afín con su "Linda"? ¿Y a quién no le tiemblan las fibras del
patriotismo al escuchar el himno "Sin bandera" en la voz del
"Inquieto Anacobero" Daniel Santos?
La vida del
compositor puertorriqueño Pedro Flores fue siempre una lucha campal junto al
dolor, "único amigo y compañero inseparable en la trayectoria increíble de
mi existencia", al decir de sus propios recuerdos. Le tocó nacer bajo el
signo de Piscis, el 9 de marzo de 1894, en una humilde villa pesquera de
Naguabo, al amparo de una familia de extrema pobreza económica. Sus padres,
Julián y Eulalia Córdova, luchaban por mantener a 12 hijos durante los años
difíciles del traspaso colonial. A los nueve años quedó huérfano de padre y
debió trabajar en distintas labores para ayudar con la carga familiar, entre
otras, haciendo mandados por el vecindario a cambio de algunos reales que le
entregaba a su madre.
De niño se
destacó por sus habilidades atléticas, particularmente en el béisbol
aficionado, donde representó a su escuela en Fajardo a cambio de que la junta
escolar le costeara sus estudios. Fue además un destacado cronista deportivo en
las páginas de "El Tiempo", allá por los años 20. Cursó estudios
primarios en su pueblo natal, hasta completar el séptimo grado. Posteriormente
se trasladó a Fajardo para proseguir sus estudios orientados a la enseñanza del
inglés. Al graduarse de profesor escolar de la Universidad de Puerto Rico, a
los 16 años, dedicó los próximos cinco a enseñar con vocación el ingrato oficio
del magisterio, en áreas rurales de Yabucoa, Humacao y Gurabo.
Cumplida su
misión escolar en 1918, por voluntad propia, ocupó el cargo de mayordomo en la
central Esperanza en Vieques, pero al año siguiente fue llamado a cumplir
obligatoriamente en las fuerzas armadas del ejército norteamericano. Allí
sirvió como oficinista en el Regimiento de Infantería. A los 24 años, tras
licenciarse de las fuerzas armadas, debió trabajar en distintos oficios ajenos
a su sensibilidad artística, como inspector de trenes, cobrador de impuestos y
secretario del Ayuntamiento de San Juan.
Dos años
más tarde, buscando abrirse horizontes, se embarcó para la urbe neoyorquina y
allí haló pico y pala cavando el túnel de la Octava Avenida. Después fue pintor
de brocha gorda, funcionario en el 'subway' de la ciudad, y empleado de correo
hasta el 1928, cuando conoció a un jibarito que ya se destacaba en el ambiente
musical con el Trío Borinquen, "El Cumbanchero" Rafael Hernández.
El
encuentro con Rafael le tocó las fibras de su innata vocación artística, según
atestiguan sus últimas palabras en una entrevista que dejó para la posteridad.
A los 72 años Don Pedro le confesó a un periodista desde su lecho de enfermo
que quería y admiraba mucho a Rafael y que entre ambos surgió una amistad
entrañable. Decía que al terminar de trabajar, lo primero que hacía era visitar
la casa del compositor aguadillano. Mientras se acrecentaba la amistad, surgió
entre ellos un reto continuo para ver quién de los dos escribía la mejor
creación popular. Cuando Pedro Flores escribió "Sin bandera", al poco
tiempo Rafael le dijo: "Jamás me perdonaré de no haberla escrito yo.
Dentro de poco me saldré con la mía". Y efectivamente, así sucedió. A los
pocos días Rafael Hernández llamó a su casa para mostrarle a Pedro Flores la
letra de "Preciosa". Fue un estímulo para Don Pedro.
Durante
esos años solía acompañar a Rafael en sus presentaciones con el Trío Borinquen.
A los 34 años y sin conocimiento musical alguno, a excepción de dos o tres
notas mal tocadas a guitarra, decidió formar un grupo para competir con Rafael,
cuyos temas eran fundamentalmente de corte romántico. Así nació el Trío Galón
para presentarse en las reuniones donde actuaba el Trío Borinquen. A raíz de
ello se inició cierta rivalidad que, al fomento de los chismes callejeros, los
fueron distanciando. Recuerda Don Pedro que a consecuencia de tantos enredos
inventados, Rafael lo acusó de envidioso y le lanzó un reto que le dio rienda
suelta a su sensibilidad creativa. En una semana compuso diez canciones,
algunas de las cuales llegaron a convertirse en éxitos, entre ellas,
"Sueño de amor", "Quejas del alma" y "Abandono".
Pedro
Flores formó su primer Cuarteto Flores con Pedro Marcano, Ramón Quirós,
Davilita, Yayito y Pellín, y a partir de 1930 registra sus primeras grabaciones
musicales, entre ellas, "Adelita", "Nieves",
"Contigo", "Palomita", "Azucena", "En
secreto" y "El retrato". De cuarteto pasó a sexteto y
posteriormente a orquesta, sin dejar de llamarse Cuarteto Flores. Además de los
mencionados, desfilaron por el grupo Cándido Vicenty, Plácido Acevedo, Antonio
Machín, Diosa Costelo, Panchito Riset y Johnny Rodríguez, entre otros.
Debido a
problemas con la casa editora, Don Pedro abandonó el ambiente musical y se
marchó a México, donde entonces cosechaba éxitos su compatriota Rafael
Hernández. También vivió muchos años en Cuba. Pero no tuvo la misma suerte y
debió permanecer un tiempo alejado de las actividades artísticas. A su regreso
a Nueva York, volvió a organizar el Cuarteto bajo la dirección musical del
virtuoso músico y arreglista Moncho Usera, con Doroteo Santiago y el barítono
Chencho Moraza en la parte vocal. También formaron parte la 'Gorda de Oro',
Myrta Silva y Clarisa Perea. Sólo faltaba un cantante de altura que sustituyera
a Panchito Riset, quien abandonó el grupo para irse con el Cuarteto Caney, y lo
encontró en la inconfundible voz del 'Inquieto Anacobero', Daniel Santos.
Para
entonces Daniel Santos cantaba en el cabaret Los Chilenos a cambio de diez
dólares y todo el vino que pudiera beberse. Rafael Hernández le dijo que allí
había un muchacho que gritaba muchísimo y Don Pedro quiso conocer al gritón.
Una noche llegó al lugar y lo escuchó cantar varias melodías, entre ellas el
bolero que le había popularizado María Luisa Landín, "Amor perdido".
Al terminar, Don Pedro lo invitó a la mesa y le indicó que le había gustado la
forma de interpretar el bolero. Entonces le pidió que fuera a Manhattan y
ensayara con su cuarteto. Poco a poco le fue creando su propio estilo en forma
de picada, y aunque no era el mejor guitarrista, tenía un oído privilegiado y
gran intuición musical.
Entre sus
grandes éxitos musicales figuran "Perdón", "Esperanza
inútil", "Bajo un palmar", "Despedida",
"Amor", "Margie", "Querube", y otros números
popularizados por Daniel Santos, Don Pedro Vargas y Benny Moré, Virginia López,
Marco Antonio Muñiz y la Rondalla Tapatía, Bobby Capó y la Orquesta Zarzosa,
entre otros.
Al final de
su vida, mientras convalecía en su casa tras ser dado de alta a causa de
múltiples caídas, Don Pedro hizo una confesión que sorprendió a muchos:
"Yo no he sido músico nunca, no toco ningún instrumento, no conozco una
nota musical. Yo no soy poeta, lo que tengo es obra de Dios. No sé ni porqué he
hecho todo esto. Yo creo que Dios me señaló con el dedo y me dijo 'usted va a
hacer canciones ahí para que la gente se divierta y ése es el destino de su
vida'". El Maestro murió el 13 de julio de 1979 y sus restos descansan en
el antiguo cementerio Santa María Magdalena de Pazzis en el Viejo San Juan.
En las
postrimerías del siglo XX e inicios del nuevo milenio, la música de Pedro
Flores ha mantenido su vigencia en el cancionero popular. Exitos como
"Amor perdido", "Querube", "Linda" y "Qué
extraña es la vida" han sido regrabados por figuras como Danny Rivera,
Lucecita Benítez, Ednita Nazario, Barrio Boyzz, Marc Anthony, Jessica Cristina
y Carmita Jiménez. De la misma manera, el Banco Popular de Puerto Rico dedicó
al insigne compositor su producción musical de 1996 titulada "Al compás de
un sentimiento". De ésta, "Querube" se convirtió en un éxito
radial en voz del intérprete Manny Manuel.
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